Pueblo purépecha
Los purépechas o tarascos son un pueblo indígena que habita primordialmente en el estado de Michoacán, México. Actualmente también existen grupos purépechas que han migrado y se han establecido en otros estados de la República Mexicana, así como en Estados Unidos. Las actividades básicas de la mayoría de purépechas son la agricultura y la ganadería.
El pueblo P'urhépecha ha resistido ya por más de 500 años la invasión, explotación, opresión, persecución, encarcelamiento y asesinatos; son ya cinco siglos de lucha y resistencia. A pasar de todo nuestra cultura ha conservado un alto grado de solidez y estabilidad en las formas de vida.
Contra conquista espiritual se consiguió en parte enterrar la memoria de nuestros dioses.
Ahora es cuando la población P'urhépecha despierta de su largo sueño y descubrimos los instrumentos que nos permiten unirnos e identificarnos con los demás hermanos de México y América Latina Indigena, buscando al mismo tiempo la organización y lucha contra nuevas formas de dominio y explotación que agreden constantemente a nuestras comunidades y en general a todas nuestra cultura.conquista.
Historia Purépecha
Entre los siglos XV y XVI, el imperio Purépecha, con capital en Tzintzuntzan, fue una potencia mesoamericana de primera magnitud que resistió el empuje del imperio azteca. Su influencia cultural abarcaba (de sur a norte) desde los límites del Estado de Michoacán y Guerrero hasta lo que hoy es el Estado de Nuevo México de los EEUU y desde la costa oeste de México hasta los estados de Jalisco, Guanajuato y Querétaro, de hecho, estos dos últimos nombres forman parte de la toponimia purépecha. Su éxito militar y económico se debió en parte a que los purépechas eran hábiles trabajadores de metales como el cobre y bronce.
Este factor sin duda ayudó a mantener su indepedencia de los aztecas. Los purépechas antiguoas eran hablantes exclusivos del idioma purépecha, una lengua aislada que no guarda relación histórica demostrada con ningua otra en la región.
Imperio purépecha
El mayor personaje en la historia de los purépecha es el rey Tariácuri (sacerdote del viento) nacido en el siglo XIV, un símil de Topiltzin Quetzalcóatl. Durante el reinado de Tariácuri el pueblo purépecha se consolidó como un poderoso imperio cuya influencia se expandió enormemente lo largo de Mesoamérica. Al final de su vida, Taríacuri dividió administrativamente su imperio en tres reinos, uno resguardado por su hijo Hiquíngare y los otros por sus dos sobrinos Hirípan y Tangáxoan.
El "caltzontzin" ('señor de las inumerables casas') o señor michoacano Tangaxoán II se sometió sin presentar resistencia ante el conquistador hizpano Cristóbal de Olid con el objetivo de salvar a su gente y de negociar un tratado de paz. En 1530 el gobernador y presidente de la Primera Audiencia Nuño de Guzmán saqueó la región, destruyendo templos y tumbas en búsqueda de metales preciosos. Asimismo, mandó ejecutar a Tangaxoán II, después de someterlo a un juicio en que se le acusó de dar muerte a españoles, mantener ocultamente su antigua religión y alentar la desobediencia. Esto provocó un caos en la región. Muchos indígenas huyeron a los cerros y ocurrieron diversos episodios de violencia.
Origen de los Purépechas
Algunos autores han propuesto que el orgien de los purépechas estaría en el continente sudamericano, basándose en diferentes tipos de evidencias:
Los rastros de cerámica, construcciones y entierros de "tipo pozo" esparcidos desde el sur de américa hasta la zona central de México
Las similitudes artísticas-religiosas entre la cultura purépecha y los pueblos sudamericanos.
Sin embargo, estos factores no constituyen una evidencia suficientemente sólida para dar por garantizado dicho origen. La lengua purépecha de hecho es una lengua aislada que no ha podido ser convenientemente relacionada con ninguna otra del continente.
Religión
Tradicionalmente se ha considerado que la religión purépecha prehispánica era de tipo politeísta. Aunque José Corona Núñez sugiere que creían en un principio creador conformado por una parte masculina Curicaveri o Curicaheri y otra femenina Cuerahuáperi. Existía también la "palabra" o "soplo divino" o mensajero, llamado Curitacaheri. También esta triada se puede ver como la madre, el padre y la creación del nuevo ser; mientras que el principio creador masculino se representaba por medio de el Sol, el principio creador femenino por la Luna y el producto o mensajero era Venus.
El cósmos de los purépechas estaba formado por tres mundos: el mundo de los muertos Cumiehchúcuaro situado bajo tierra, el mundo de los vivos Echerendo situado en la superficie de la tierra y el mundo de los dioses engendradores Aúandaro situado en el cielo. Mientras que el cosmos se dividía en cinco diferentes direcciones, cada una custodiada por deidades llamadas Tirépemes:
Dirección (casa) Oriente: identificado por el color rojo, lugar donde renace el sol y custodiada por Tirépeme-Quarencha.
Dirección (casa) Occidente: identificado por el color blanco, lugar donde moría el sol y custodiada por Tirépeme-Turupten.
Dirección (casa) Norte: identificado por el color amarillo, dirección del solsticio de invierno y custodiada por Tirépeme-Xungápeti.
Dirección (casa) Sur: identificado por el color negro, entrada al paraíso (tlallocan mexica) y custodiada por Tirépeme-Caheri.
Dirección (casa) Centro: identificado por el color azul, lugar donde renace el sol y custodiada por Chupi-Tirépeme.
Cada Tirépeme era una manifestación (hermano) de Curicaveri, y cada dirección representaba una estadía (casa) del dios sol-fuego. A cada direccion estaban adjuducadas distintas propiedades, haciendo parecer que cada Tirépeme era una deidad diferente.
Algo similar ocurría con Cuerahuáperi ('desatar en el vientre') que es la gran creadora, dadora de vida y de muerte, ella también tenía cuatro manifestaciones (hijas) que eran las nubes de las cuatro diferentes direcciones (simbolizadas por diferentes colores); las cuales podía hacer germinar la vida con lluvias adecuadas, ahogarla con torrenciales aguaceros o destruirla con granizadas y heladas.
La más importante manifestación de Cuerahuáperi era su hija Xarátanga ('diosa de los mantenimientos') representada por la luna nueva, mientras que su madre resulta ser la luna menguante (vieja). De una manera similar a que el sol de oriente es hijo o "renacimiento" del sol muerto en occidente, Xarátanga (la luna nueva) es la renovación de Cuerahuáperi (la luna menguante).
De esta forma las manifestaciones del principio creador adquiere diferentes formas y nombres de acuerdo a la dirección y el estrato del cosmos del que se trate. Sugiriendo una religión politeista conformada de un amplio panteón, visión que no es adecuada.
Costumbres
Las comunidades indígenas de Michoacán acostumbran sembrar maíz azul, morado y blanco, junto con cultivos de calabaza y frijol, lo cual da sustentabilidad a la siembra, ya que todos se complementan. El maíz es moneda, es reserva, para intercambiarlo o venderlo por otros productos que necesita la familia. Si se siembra frijol con maíz, se tiene asegurada la comida para todo el año.
En la meseta purépecha, en la milpa, la mujer trabaja del lado del marido, junto con los hijos y los nietos. Así, en la preparación de la tierra, la siembra, la asegundada y la cosecha, la familia convive y se integra. Se come en la milpa entre los surcos y muchas veces la mujer marca el ritmo del trabajo.Tradicionalmente, el atole de maíz forma parte de los momentos relevantes del ciclo de vida en la región purépecha. Está presente en el nacimiento como alimento de la madre y se obsequia en el bautismo; en la “fuga” de la novia y el “perdón”; se ofrece a los padres de la “raptada”, y también forma parte de la fiesta de la boda. Igualmente, se bebe atole como parte del evento ceremonial, donde se da nombramiento de “cargueros” y no puede faltar en los velorios.
En Michoacán, en bodas, bautizos y fiestas patronales se acostumbra dar de comer a los invitados churipo, que es un caldo de res con chile rojo y corundas. Esta es la comida de fiesta más tradicional, señala Adelaida Huerta Solís, originaria de la comunidad de Santo Tomás, en la cañada de los 11 pueblos, una de las tres regiones de la cultura purépecha en la entidad.La corunda más tradicional de la región es la qu e va rellena de frijoles, que en purépecha se denominan jaguacatas .En cambio, en los funerales se acostumbra dar atapakua a los invitados, un platillo consistente en mole rojo con queso, espesado con maíz morado o azul, molido en metate; también puede llevar semilla de calabaza o chilacayote. De igual forma, se acostumbra el xanducata, que es mole rojo con queso espesado con masa y lleva carne.
Día de muertos
Dos de las celebraciones más importantes de México se realizan en el mes de noviembre. Según el calendario católico, el día primero está dedicado a Todos los Santos y el día dos a los Fieles Difuntos. En estas dos fechas se llevan a cabo los rituales para rendir culto a los antepasados.
Es el tiempo en que las almas de los parientes fallecidos regresan a casa para convivir con los familiares vivos y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares domésticos.
La celebración del Día de Muertos, como se le conoce popularmente -también conocida como noche de muertos-, se practica a todo lo largo de la República Mexicana. En ella participan tanto las comunidades indígenas, como los grupos mestizos, urbanos y campesinos. En la región lacustre, los poblados en que la festividad ha cobrado más fama, son Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Janitzio, Ihuatzio y Zirahuén, entre otros.
Según la creencia del pueblo, el día primero de noviembre se dedica a los “muertos chiquitos”, es decir, a aquellos que murieron siendo niños; el día dos, a los fallecidos en edad adulta. En algunos lugares del país el 28 de octubre corresponde a las personas que murieron a causa de un accidente. En cambio, el 30 del mismo mes se espera la llegada de las almas de los “limbos” o niños que murieron sin haber recibido el bautizo.
Creador por:
Saul Plancarte Rosas
Manuel Contreras